El Concilio Vaticano II es reconocido como el XXI concilio ecuménico de la Iglesia romana. Anunciado por Juan XXIII en enero de 1959, tuvo lugar de 1962 a 1965. Fue convocado como medio o instrumento de renovación espiritual para la Iglesia y como ocasión que permita a todos los cristianos separados de Roma buscar juntos la unidad” Preparado durante tres años por comisiones de trabajo, en que intervienen especialistas y teólogos de todo el mundo, el Concilio Vaticano II adquiere un tono de calificación verdaderamente ecuménicos. Está considerado como el mayor acontecimiento religioso de nuestro tiempo.
La diferencia esencial, sin embargo, de este concilio con respecto a otros es el estilo y el talante con que estudia y define el mensaje cristiano frente al mundo de hoy. El concilio obedece y realiza lo que el papa Juan había propuesto: el aggiornamento de la Iglesia frente a los retos del mundo de hoy. Este aggiornamento cristaliza en un nuevo clima y en un nuevo rostro de la Iglesia. El “aire fresco” de fuera penetra en las constituciones, decretos y declaraciones que a lo largo de tres años va elaborando y aprobando el concilio.
1º Constituciones: constitución sobre la sagrada liturgia (1963); constitución dogmatica sobre la Iglesia (1964); constitución dogmática sobre la revelación divina (1965); constitución pastoral sobre la Iglesia y el mundo moderno (1965).
2º Decretos: decreto sobre los medios de comunicación social; sobre las Iglesias orientales; sobre ecumenismo; sobre el ministerio pastoral de los Obispos; sobre la vida religiosa; sobre la formación sacerdotal; sobre el apostolado de los seglares; sobre la actividad misional; sobre los presbíteros.
3º Declaraciones: declaración sobre la educación cristiana; declaración sobre las religiones no cristianas; declaración sobre la libertad religiosa.
Cada uno de estos documentos ofrece a todos los cristianos la “nueva conciencia” que la Iglesia tiene y presenta al mundo, el “nuevo perfil” del cristiano y de lo cristiano. La legislación y la aplicación posteriores, llevadas a cabo fundamentalmente por su Santidad Pablo VI, han creado un clima de lo que se ha llamado “posconcilio” Renovación Bíblica, ecuménica, litúrgica, pastoral, nueva interpretación de la vida de los seglares y su actuación en la Iglesia y en el mundo han sido los resultados más salientes estos 25 años que nos separan del concilio.
Señalamos la reflexión que hace sobre si misma: “Iglesia, ¿qué dices de ti misma?”, se ha de mencionar la reflexión que la Iglesia ha hecho sobre el mundo de hoy. En este sentido, la constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno puede considerarse como el mejor mensaje y colaboración que la Iglesia ofrece al mundo de hoy.